Defender la familia es defender el futuro de la nación

por | noviembre 25, 2018

Por: Carlos Francisco Gallardo Neyra

A los que defendemos la familia se nos llama injusta y erróneamente intolerantes.

 

La intolerancia no viene de nuestra parte, viene precisamente de quienes quieren forzarnos a aceptar modos y formas educativas contrarias a nuestra formación. No se trata pues, de capitalizar políticamente la intolerancia de las minorías (esas ya son espacios de los neomarxistas). Se trata de valores. Tampoco se trata de modernismo ni relativismo. Se trata de principios. No se trata del desorden, se trata del justo orden moral (entiéndase moral por lo que debe ser y no por lo que creemos que debe ser). Tampoco se trata de religión, se trata de orden social. Hacer mejores personas es construir una mejor sociedad.

 

Un orden justo, no se logra de aceptando imposiciones o directivas de organismos internacionales manejados por grandes corporaciones de poder económico para extinguir nuestra identidad y a la familia. Ellos no quieren Naciones y Estados ordenados. Así en el caos y la informalidad surgen como los mesías para extraer nuestros recursos naturales y garantizar el cumplimiento de su plan lucrativo en ésta parte del continente.

 

Nuestra posición es más bien de defensa de la familia y su promoción en valores y principios. Entre ellos la identidad, para defender lo nuestro y nuestro Perú no se convierta en un espacio de terreno con seres humanos sin alma, sin espíritu, sin identidad, y, por tanto, presa fácil de saqueo de nuestros recursos.

 

El golpe mortal a la identidad se da en la intimidad de la familia. La transmisión de tradiciones de generación en generación es cortada. Con ello se pierde la fe y la esperanza, la historia, la mística, el amor por lo tuyo y finalmente la identidad. Defender la familia es defender el futuro de la Nación.

 

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