Por una Conferencia para Establecer una Nueva Arquitectura de Seguridad y Desarrollo para todas las Naciones
Nuestro mundo se encuentra bajo la amenaza existencial inmediata de una guerra generalizada y una destrucción económica que afecta a miles de millones de personas, incluida la posibilidad de una guerra nuclear y, de este modo, la posible aniquilación de la especie humana. Por lo tanto, es extremadamente urgente establecer una nueva Arquitectura de Seguridad y Desarrollo para todas las Naciones, que debe tomar en cuenta el interés de cada una de las naciones del planeta.
La actual guerra en Europa, la sucesión de guerras en Afganistán, Siria, Iraq, Libia, Yemen, Somalia, Sudán, y la propagación de la hambruna y las enfermedades, ya han matado a millones de personas inocentes y han destruido sus hogares, sus medios de vida y su futuro. La crisis del Covid nos recuerda que toda la vida en la Tierra está interconectada, entrelazada e interrelacionada. Debemos centrarnos en lo duradero y en la inclusión para mejorar la condición de nuestro planeta y nuestra gente. Por ello, nuestra misión no es sólo detener ese proceso autodestructivo, sino organizar todas las condiciones para la paz y la prosperidad basadas en los objetivos comunes de la humanidad. Debemos diseñar un nuevo paradigma, un nuevo orden, que se centre en las necesidades de nuestro planeta y nuestra gente, para llevar a la humanidad al siguiente nivel.
Detrás del peligro inmediato de guerra se encuentra el estallido ya en marcha del sistema financiero transatlántico. Se ha desatado un proceso hiperinflacionario a nivel mundial, con el consiguiente colapso de las economías de las naciones occidentales. La City de Londres y Wall Street, los controladores de este sistema, se apresuran a destruir cualquier alternativa funcional a su sistema, como la que presentan Rusia, China, India u otros. Las asociaciones con China por medio de la Iniciativa de la Franja y la Ruta ya incluyen a casi 150 naciones. La clase dirigente actual utiliza su sistema financiero para perpetuar el estado colonial de subdesarrollo del sector en desarrollo con políticas maltusianas. Por lo tanto, para detener este impulso que conduce a la guerra y a la destrucción, es necesario establecer un paradigma económico y financiero totalmente nuevo. La tarea de nuestra Conferencia es abordar el reto yendo al meollo del asunto. Eso significa un enfoque integrado de la seguridad, la economía y el desarrollo de todas las naciones.
La Paz de Westfalia es nuestro punto de referencia. No sólo estableció el beneficio, el honor y el provecho del otro y el olvido a perpetuidad, la amnistía o el perdón de todo lo que se había cometido. Además, incluía una reorganización financiera de todos los países que participaban en este tratado. Se encargó de resolver y liquidar la deuda insolvente e ilegítima y los reclamos financieros, principalmente mediante la anulación de la deuda o la reprogramación negociada. También estableció el papel del Estado en la reconstrucción de las naciones después de la guerra.
A partir de la Paz de Westfalia se desarrolló el derecho internacional en interés de toda la gente, el cual encuentra su expresión más avanzada en la Carta de las Naciones Unidas, y que se debe mantener absolutamente en el Nuevo Paradigma. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Diez Principios de Bandung y los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica, contienen todos ideas que son universales y que siguen siendo válidas para el fomento de la paz, el desarrollo y la cooperación en el mundo.
El orden mundial que se diseñó después de la Segunda Guerra Mundial dio origen a la ONU, al Banco Mundial, al FMI, la OTAN, la OMC, la OMS y otras instituciones similares. Estas instituciones proclamaron su orientación hacia la democracia, los derechos humanos, el capitalismo, el consumo y las alianzas militares, y en su mayor parte funcionaron durante 75 años. Sin embargo, su deficiencia consistió en no cumplir la promesa de Franklin D. Roosevelt con respecto al sistema de Bretton Woods, tal y como lo diseñó, para aumentar el nivel de vida del sector en desarrollo y acabar con el colonialismo. Es hora de rediseñar el mundo para aprovechar la hiperconectividad y el nuevo paradigma para satisfacer las necesidades humanas básicas, la inclusión, la nueva economía, la supervivencia duradera y la paz para todos.
Estamos plenamente convencidos de que la paz sólo puede alcanzarse reformando drásticamente el sistema económico mundial para que encarne esta perspectiva. Esta nueva visión del mundo, en conformidad con los mejores impulsos del pasado, obliga a elegir lo duradero, la inclusión y la conectividad frente al orden imperante de dominación geopolítica y humillación moral de los débiles.
Esta nueva visión, para crear una nueva plataforma global y llevar a la humanidad a nuevas alturas, se especifica con gran detalle en las propuestas del renombrado economista estadounidense Lyndon LaRouche, basadas en lo que él llamó sus Cuatro Leyes:
- La promulgación inmediata de la ley Glass-Steagall instituida por el Presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, sin ninguna modificación y esta vez de forma global, sometiendo a toda la burbuja financiera especulativa a una reorganización por bancarrota, para impedir el saqueo del trabajo y las vidas humanas
- La vuelta a un sistema de Banca Nacional de arriba a abajo y totalmente definido, tal y como lo especificó el primer Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Alexander Hamilton, y posteriormente por quienes se vieron inspirados por él, en la creación de sistemas de desarrollo exitosos.
- El sistema de crédito asociado para generar tendencias de alta productividad en las mejoras del empleo y la calidad de la mano de obra, con la intención tácita de aumentar la productividad físico-económica y los niveles de vida de las personas y los hogares.
- Un programa de emergencia para el desarrollo de la fusión termonuclear para fomentar el descubrimiento de nuevos principios físicos y avances fundamentales en la ciencia, con el fin de generar las formas más avanzadas de desarrollo y de mayores densidades de flujo de energía.
El hombre es la única especie dotada de razón creativa, lo cual lo distingue de todos los demás seres vivos. Esta capacidad creativa le permite descubrir continuamente nuevos principios del universo físico, lo que se denomina avance científico. El hecho de que la mente humana, a través de una idea inmaterial, sea capaz de descubrir estos principios, que tienen un efecto en el universo material en forma de avance tecnológico, demuestra que existe una correspondencia entre las leyes que rigen la mente humana y las leyes del universo físico. Visto desde esta perspectiva, la economía no tiene nada que ver con el beneficio monetario, sino con la felicidad de las personas, en el sentido en que lo entendía Gottfried Wilhelm Leibniz, es decir, que las personas sean capaces de desarrollar todos los potenciales inherentes que tienen en un conjunto armonioso, y contribuir así al mejor desarrollo ulterior de la humanidad.
Llevaremos a cabo esta Conferencia para inspirar a los líderes con visión, carácter, capacidad, coraje y compromiso para comunicarse, cooperar, colaborar y crear conjuntamente, hacia la unidad, la justicia, la democracia, la descentralización y el desarrollo humano, cumpliendo con sus compromisos en lugar de someterse al orden internacional basado en reglas de los creadores de dinero y de los oligarcas. Es una cuestión de vida o muerte detener el «Reloj del Juicio Final» antes de que marque la medianoche.
Para su inscripción a la conferencia, visitar el formulario en la página oficial https://es-schillerinstitute.nationbuilder.com/evento_04_09_2022
Para mayor información escribe a preguntas@schillerinstitute.org