En el año 1992 en el Perú se dio inicio a la imposición del neoliberalismo, el libre mercado, la reducción del estado, las ventas de las empresas públicas a precios de “ganga” y al cierre de la banca de fomento. Todo impuesto desde fuera por el Banco Mundial (BM); el Fondo monetario Internacional (FMI), y, el Club de París, como condición “obligatoria” para la reinserción del Perú al sistema financiero internacional (SFI); se impulsaron millonarias campañas que exacerbaron al “individualismo” como camino del éxito, arrinconando todo sistema solidario y asociativo –las cooperativas de ahorro y crédito fueron en su mayoría extinguidas-. Es en este contexto que se privatiza el sistema previsional; es cierto, que el SNP había sido víctima del “saqueo” de los diferentes gobiernos perjudicándose de manera deshumanizada los retiros de la vida laboral de los ciudadanos con pensiones indignas que les condenaron a la una mísera vejez sin posibilidades de cumplir los anhelos propios de la edad. Entonces, apareció la falsa luz de los intereses y la capitalización individual obligatoria para los jóvenes y optativa para los de mediana edad. Nos referimos a la puesta en marcha del funcionamiento del Sistema Privado de Pensiones (AFP) que abusivamente atacó a un Sistema Nacional de Pensiones, desgastado, saqueado y mal oliente por la corrupción. La idea importada de Chile que ha terminado luego de 30 años en la desgracia y el incumplimiento en cuanto a la obtención de riqueza individual pero que sin embargo engordó las cuentas de sus accionistas casi siempre en inversiones o colocaciones fuera del país.
Es por ello, que nosotros como demócratas y cristianos, como defensores de la dignidad de la persona humana sin discriminación de ningún tipo ni por la edad cronológica, planteamos una profunda pero eficaz reforma del sistema pensionario. En primer lugar, la pensión debe universalizarse, debe, además, ajustarse a las necesidades básicas. Un peruano más allá de los 65 años no puede sobrevivir o mal vivir con pensiones 270, 450 o 700 soles, esa cantidad no alcanza siquiera para el alquiler de una vivienda digna o para cuatro semanas de alimentos balanceados, menos para medicina y mucho menos para el esparcimiento, el turismo o la implementación de un pequeño negocio, que también mueve favorablemente la economía. En tal sentido, para cualquier tipo de sistema sea nacional o privado debe fijarse un monto mínimo pensionario como podría ser el monto de un sueldo básico. Hacia ello, la Democracia Cristiana se propone llegar de manera progresiva pero decidida.
Creemos en la libre y leal competencia; por lo que, frente a las AFP, proponemos un nuevo SNP mixto, que acoja lo mejor del sistema privado como son en su conceptualización las cuentas individuales, las cuales, en este caso, serían aportes voluntarios autorizados sujetos a inversión vigilada, supervisada; y, paralelamente las retenciones obligatorias para empleadores y trabajadores dirigidas al fondo común solidario, ambas con carácter de intangibilidad. Así el jubilado podrá acceder a sus fondos individuales para constituir un pequeño negocio, cumplir algún viejo anhelo o recomponerse en nuevos sueños productivos de emprendimiento que creen fuente de trabajo para otros peruanos y continúe nuestro adulto mayor pensionista como un ciudadano colaborador en el desarrollo económico del país sintiéndose útil y otorgándole a su retiro una vida digna, tranquila y productiva. Y, como debe ser, obtener una pensión mensual de jubilación digna del fondo común solidario del SNP.