El divorcio entre los partidos políticos y el pueblo

por | julio 23, 2022

Por: Carlos Francisco Gallardo Neyra

Es evidente que existe un divorcio entre los partidos políticos y la población. Se dice que el divorcio es la consecuencia de un suma de hechos que se acumulan en desconfianza; incredulidad; desprestigio; impotencia; repudio; maltratos; incomunicación; desatención; olvido; pero, la más grave que produce estos factores es el desamor.

Un matrimonio que ha sido víctima de estos factores se acerca a un municipio presenta un solicitud de divorcio por muto disenso y listo… en dos meses está divorciado.

En política, el divorcio entre los partidos políticos y el pueblo no se resuelve con acercarse cada cinco años a las urnas… Lo que hace falta es legislar bien no solo sobre asuntos electorales y decisiones constitucionales sobre unicameralidad o bicameralidad, sino que además debe observar el tema con la sensibilidad propia del espíritu democrático que debe primar al interior de los partidos en cuanto a su ser institucional como al quehacer democrático.

Héctor Cornejo Chávez, nos enseñó que para hacer lógica política y por tanto llegar a una verdad política se debe emplear la fórmula del VER – JUZGAR – ACTUAR. Por ello, es que, siendo fieles a esa máxima de la lógica política, analizaremos con humildad pero con sensatez y veracidad el problema que nos motiva y que tan graves enfermedades han producido en nuestra languideciente democracia.

I. BREVE RESEÑA DE LA VIDA POLITICA REPUBLICANA DEL PERU Y LA EXISTENCIA DE LOS PARTIDOS POLITICOS.

La vida republicana del Perú ha sido muy agitada y varia tanto de conservadores a progresistas como de democracia a dictadura militar y civil, por lo que, la vida democrática en nuestro país no se muestra sólida. La podemos dividir en cinco etapas:

La primera; que corresponde a la “Etapa de la Anarquía”, surge como consecuencia inmediata de la independencia y del nacimiento como nuevo país, así se dan el empleo de nuevas fórmulas de convivencia en cuanto a lo político, social cultural y económico, entre otros aspectos.

La segunda; Comprendida por el “Primer Militarismo Caudillista” , esta etapa se destaca por el auge guanero, la prosperidad, el pago de la deuda externa; se realizan además, el tratado limítrofe con Brasil; el Contrato Dreyfus; se iniciaron las construcciones de ferrocarriles.

La tercera; caracterizada por el “Segundo Militarismo Caudillista”; en aquel destaca el Contrato Grace; no se respetan las elecciones municipales, surge la primera coalición de partidos políticos formado por el partido demócrata y el partido civil, alianza que lideró Nicolás de Piérola. Entre 1886 y 1890, gobierno de Andrés Avelino Cáceres se inicia la explotación de petróleo por capitales ingleses que luego vende a la IPC (talara).

La cuarta etapa; denominada como “la República Aristocrática” comprendida entre 1895 y 1939, donde con Nicolás de Piérola se reorganiza la economía, se caracteriza por el auge del caucho. Posteriormente sobrevienen problemas limítrofes durante el periodo de Leguía y problemas petroleros con Benavides; Pardo establece las 8 horas de trabajo. Sobreviene la dictadura civil de Leguía; se crean los partidos políticos como el Partido Comunista y el Partido Aprista. Oscar Benavides promulga la Constitución Política de 1933.

La quinta etapa; también conocida como “la Crisis Política Entre La Dictadura y La Democracia” , comprendida entre 1939 y la actualidad, se caracteriza: con Manuel Prado se inicia la inflación; Con Bustamante y Rivero se impulsa la tesis de las 200 millas marítimas como extensión soberana; con Manuel Odría se realizan obras civiles de gran importancia y nacen nuevos partidos políticos como la democracia Cristiana y Acción Popular; posteriormente, Fernando Belaunde elegido democráticamente como presidente, sin embargo, termina siendo acusado por entreguismo en favor de la International Petroleum Company (IPC) en contra del legítimo interés nacional.

El Gral. Juan Velasco Alvarado da golpe de estado, asume la presidencia, toma los diarios y pretende instituir importantes reformas que se ven inconclusas, pues, el Gral. Morales Bermúdez interrumpe su mandato con un nuevo Golpe de Estado, aumenta la crisis económica, el abuso y los excesos, por lo que, la muchedumbre se vuelca a las calles y plazas, realiza paros y huelgas siendo orientadas por las organizaciones sindicales lideradas por la Confederación Nacional de Trabajadores CNT (conducida por democristianos), quienes logran que capitule la dictadura del Gral. Francisco Morales Bermúdez y que convoque a una Asamblea Constituyente para que retorne la democracia al país.

En 1978, es elegido presidente de la Asamblea Constituyente el viejo e histórico líder aprista don Víctor Raíl Haya de La Torre. Se convoca a elecciones generales resultando ganador por un segundo período de gobierno el Arq. Fernando Belaunde Terry, se forma la alianza AP – PPC, se muestran graves indicios de corrupción en el ejecutivo, se acelera la inflación. Inicia el terrorismo del partido político sendero Luminoso y se les deja avanzar denominándolos como “simples abigeos”. Extraoficialmente de pagar la deuda externa.

En 1985, es elegido como presidente constitucional más joven de la historia Alán García Pérez, de convicción aprista y que representaba un nuevo aire político. Sin embargo, su gobierno fracasa rotundamente, la penetración de la corrupción, la institucionalización de la violencia terrorista, y el haber sido sentenciados por el mundo económico como país inelegible, son algunas de sus características. Posteriormente trata de tomar una salida errónea extrema como el de estatizar la banca. Su gobierno culmina en medio de una hiperinflación, con una deuda externa de 20,000 millones de dólares y una interna de 18,000 millones de dólares aproximadamente. El caos político, el rechazo popular y la fuga del penal miembros dirigentes del grupo terrorista MRTA, son sus últimos momentos.

En 1990 resulta elegido el Ing. Alberto Fujimori Fujimori, quien juramenta con la constitución de 1979 pero al dar el golpe de estado del 5 de Abril de 1992 la aniquila y disuelve. A partir de aquel momento su gobierno es denominado como “fujimontesinista”. Esto, por su asesor Vladimiro Montesinos, cómplice y sentenciado como el cerebro de todas las atrocidades y delitos contra la constitución y promotores de la corrupción institucionalizada. En 1992 convoca a elecciones para el Congreso Constituyente, el congreso se vuelve unicameral y reduce el aparato estatal, cierra los bancos y vende las empresas del estado, se producen entonces los despidos masivos y es denunciado por este humilde servidor junto a mis camaradas democristianos y amigos Armando Linares Conde y Norberto Ramos Gonzales, quienes en aquel entonces luego de derrotar a los izquierdosos del PCP Unidad y de Patria Roja, como dirigentes de la Federación Bancaria de ese entonces presentamos la denuncia correspondiente ante la OIT (lo que dígase de paso nos condujo a la clandestinidad y el ostracismo político). Cientos de miles de trabajadores quedaron expuestos al desempleo y la indigencia, sus ahorros fueron atrapados por la barbarie de una estafa financiera y los que ahorraban en cooperativas también se vieron afectados, por cuanto, la intervención de estas aniquiló sus esperanzas de toda una vida. Se dio paso entonces a un modelo de economía de mercado. Se reduce entonces la presencia del estado y se adopta una economía liberal. Se violan sistemáticamente los derechos humanos al punto de realizar esterilizaciones forzadas y crímenes ejecutados por para-militares con el pretexto de la lucha antisubversiva. Se realizan persecuciones a los opositores y como es el caso de toda dictadura, termina presa de la corrupción y el narcotráfico. Se captura a Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso y a varios de su cúpula terrorista. Fujimori culmina su periodo y se hace reelegir por dos veces consecutivas apoyado por la mala utilización del poder y una sistemática campaña de desprestigio de sus opositores. Sin embargo, la protesta popular lo arrincona con la marcha de los cuatro suyos, se genera el caos y la anarquía saliendo Fujimori del país y renunciando desde el extranjero vía fax. El Congreso de la República elige interinamente al congresista acciopopulista Dr. Valentín Paniagua (ex-diputado democristiano) como Presidente de la República quien convoca a elecciones generales para el año 2001.

Alejandro Toledo Manrique, habiendo sido un año antes el líder de la marcha de los cuatro suyos, asume la presidencia el 2001. Economista de profesión había fundado el Partido Perú Posible, quien reñidamente logra vencer Alan García quien recién retornaba de su exilio. No hace cambios a la constitución de 1992 a pesar de haberlo ofrecido en su campaña electoral. Maneja su gobierno en medio de la baja aceptación de la opinión pública. La economía se estabiliza y se inicia un proceso de negociación internacional a través de convenios como el Tratado de Libre Comercio (TLC).

En el 2005, nuevamente Alan García Pérez se erige por la voluntad popular como el nuevo presidente constitucional, derrotando al Cmdte. EP ® Ollanta Humala Tasso, militar que se había levantado el año 2000 en Locumba, coincidentemente y para muchos sospechoso que éste se de al mismo tiempo de la fuga del país de Montesinos, en el yate «carisma» llevando García Pérez su segundo gobierno constitucional. Este se convierte en un gran agitador de la inversión privada extranjera, logrando un crecimiento económico consistente basado en la extracción de recursos naturales (minerales). Se explota el gas natural. Concreta tratados de libre comercio con diferentes naciones, pero, nuevamente su nuevo gobierno fue presa de la corrupción e indultos a narcotraficantes.

El año 2011, Ollanta Humala es elegido presidente. Líder del nuevo Partido Nacionalista del Perú. Se le criticó el hecho de carecer de liderazgo y ser opacado por la primera dama su esposa doña Nadine Heredia, ambos comprometidos con en investigaciones de corrupción. Los críticos señalan que su plan de gobierno viró 180 grados de izquierda a derecha, pues, de “la gran transformación” giro a “la hoja de ruta”. Su gobierno se caracteriza por ser uno de corte tecnocrático, autoritario y de irrespeto a la institucionalidad. Resultó intrascendente, donde la corrupción ha mostrado algunos de sus tentáculos y se observa un letargo sino una paralización del crecimiento económico. Luego, en el 2016 ingresó a Palacio un tecnócrata lobista como PPK que se vio obligado a renunciar por serias denuncias de corrupción y trafico de intereses asumiendo la presidencia el Ing. Martín Vizcarra quien también tuvo que dar paso por unos días el señor Merino de AP defenestrado por el pueblo en las calles; asumiendo la presidencia otro izquierdista rosadita o caviar como el señor Sagasti, quien convoca a elecciones generales. Finalmente, las gana esta vez la izquierda radical con el profesor Pedro Castillo, quien tiene una desaprobación del 94%, siendo que el congreso se ha ganado el descontento del 97% de la población peruana.

En la etapa republicana han existido pues una serie de partidos políticos, conservadores y progresistas; marxistas, reformistas, liberales y neo-liberales; han surgido los caudillistas y los democráticos; los de corte autoritario y militarista; han sido, conservadores, progresistas, reformadores, revolucionarios, etc. De allí que ideológicamente estos ocupen espacios de ultra izquierda, izquierda radical, centro izquierda, centro, centro derecha y ultraderecha. Al principio los partidos ganaban las calles a fuerza de la cachiporra y el golpe, luego, fueron las grandes manifestaciones donde nacen a la vida política grandes oradores que cautivaban al elector. Hoy son las redes sociales la comunicación masiva de sus propuestas y conductas. El problema de todos ellos en cuanto a su relación con la población ha sido el mismo, nos referimos a la corrupción, la ventaja, el abuso del poder y la inoperancia. El olvido y la espalda al pueblo; la indiferencia y el egoísmo; el aburguesamiento y la comodidad. Los partidos han sido presas de la tentación de la corrupción o bien de la tolerancia ante la injusticia y la reposición de los derechos con la fuerza violando la constitución y el sistema de las libertades. Estos males, se han hecho más visibles apoyándose en el modelos congresales unicamerales. En cuanto al voto electoral y la participación de los ciudadanos, este ha variado según la conveniencia del empoderado en voto indirecto y voto directo. Las elecciones o designaciones de las autoridades de los municipios en la historia política han variado dado que algunas veces se elegían por voto popular para luego desactivarlas y dar paso a la digitación de autoridades de parte del empoderado. Entonces la representación no era legítima para los ciudadanos de una determinada circunscripción, por tanto generalmente las decisiones que se tomaban no llevaba consigo el interés de la población. También ocurrió que se nombraba una junta de notables y muchas de sus decisiones pasaban por el provecho de estos y el beneficio para sus ganancias. Todo esto se daba según el tipo o modelo que acogía la constitución política que variaba constantemente. El centralismo político propiciado por los propios partidos y por el mismo estado ha alejado la relación con el pueblo. El centralismo económico y la injusta distribución es otro de los factores que influye en la desazón. El centralismo cultural infundió discriminación y exclusión. Los partidos no han sabido o no han querido realmente desaparecer el sistema centralista. En estos últimos años se habla de descentralización pero resulta deficiente, pues, no existe con ello, una desconcentración. Otro, de los puntos en contra de los partidos políticos es precisamente que no se han convertido en cantera de políticos, en formadores y capacitadores de líderes y muchas veces han renunciado a la democracia interna. Algunos renuncian a sus principios y preceptos doctrinales para saborear el momento, así la subsistencia de los partidos políticos solo quedó en débiles cúpulas de decisión política. La organización se atomizó deliberadamente y el ingreso de independientes a las listas de candidatos a cambio de financiar campañas electorales terminó por diezmar la poca organización y callar las poquísimas voces honestas existentes. Así el dinero exterminó la propuesta partidaria. En su lugar lo que debe ser la defensa de una determinada concepción política varia en favor de la defensa de intereses personales y grupales.

A todo esto, la nueva ley de partidos políticos también contribuye a éste divorcio entre los partidos políticos con el pueblo, contraviniendo su propio espíritu, tal y como lo pasaremos a demostrar:

II. LAS CAMPAÑAS DE DESPRESTIGIO CONTRA LOS PARTIDOS POLITICOS

Toda dictadura como primera medida debe justificar su existencia en las falencias del sistema democrático, sobre todo aquellas que son propiciadas por los partidos políticos. Esta es un precepto fundamental para el dictador. Entonces, luego de una fuerte campaña de desprestigio lanza programas sociales fundados en el populismo para hacer notar que el sistema democrático es paquidérmico, elefantiásico, ocioso e improductivo para satisfacer las inmediatas necesidades de la población. Estas campañas se basan en hechos reales de corrupción y favoritismo. Se basan en las miserias de los partidos que el pueblo identifica inmediatamente aborreciéndolas. Conclusión, el ciudadano termina apoyando el golpe de estado. Ya no existe más doctrina ni ideología sino se abre paso al pragmatismo y al resultado falso. El espejismo parece ser real. La cuota de dureza y aborrecimiento es compartida por el pueblo. Así por ejemplo el golpe militar del Gral. Juan Velasco Alvarado, tuvo su sustento en el entreguismo de Belaunde a la IPC; El golpe que posteriormente diera el Gral. Francisco Morales Bermúdez al Gral. Velasco, promovido por la CIA, fue para evitar un estado de corte socialista y socavar al grupo mundial de los No Alineados. El golpe de Fujimori en 1992 so pretexto de luchar contra la corrupción implantó una economía liberal de mercado, propició la reducción del estado a una mínima expresión y la venta de las empresas estratégicas públicas a corporaciones extranjeras. La unicameralidad congresal solo pretexto de austeridad sirvió principalmente para ejercer el control total del aparato político. Hoy el foro de Sao Paulo es quien desestabiliza gobiernos y coloca presidentes. La izquierda hace el trabajo sucio en favor de la agenda 2030 unimundista y desintegradora del estado nación lesionando con sus ONG, la soberanía de los países en cuanto a las decisiones políticas de los países.

III. VIGENCIA DE UNA LEY DE PARTIDOS POLITICOS CON VACIOS Y CONTRADICCIONES

A la caída del corrupto gobierno de Alberto Fujimori Fujimori, los políticos vieron la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas y los partidos políticos no eran la excepción. Es así que el Congreso Nacional (unicameral) aprueba la Ley N° 28094, Ley de Partidos Políticos, la misma que es promulgada por el Presidente Toledo y que fuera publicada el 01 de Noviembre del 2003, en el diario oficial “El Peruano”. Sin embargo, desde esta tribuna debemos señalar, que la primigenia sana intención quedó solo en eso, pues, la mencionada legislación mantiene una serie de vacíos y contradicciones que atentan contra la misma democracia interna de los partidos políticos en conveniencia de la aparición de los «partidos empresa» y de los «partidos autocráticos». Lo que impide un real acercamiento de los partidos a la población.

Las contradicciones que observamos es que según la cuestionada ley, los partidos políticos para su constitución, deben presentar entre otros requisitos su estatuto y en él, según el artículo 9 inciso b), debe tener por lo menos un órgano deliberativo interno que represente a todos sus afiliados, la forma de elección, la duración, los plazos y las facultades de éste órgano deben estar determinados en el Estatuto. Sin embargo, la vaguedad existente en esta parte del artículo 9, respecto del fortalecimiento del espíritu democrático favorece a la constitución de los partidos empresa, familiares y autocráticos.

Se encuentran registrados en el Registro de Organizaciones Políticas (OROP), partidos políticos con una esencia vertical que responden a la última palabra del presidente fundador. Allí pareciera que el mayor accionista es el Presidente-Fundador y todo lo que acuerde su asamblea o congreso nacional partidario tiene que pasar por el tamiz de este. Así, si el acuerdo no le gusta lo cambia o no lo acepta. ¿la visión de los partidos empresas donde la mayor cantidad de acciones las mantiene el Presidente-Fundador es democrática? Por supuesto que no. Sin embargo, la vaguedad del artículo 9 se los permite.

Así también se encuentran registrados en la OROP los partidos familia, donde la asunción a los cargos políticos internos corre una suerte de herencia o sucesión genética. Así los cargos pasan de padres a hijos y los cónclaves nacionales democráticos solo quedan reducidos a convalidar la voz autoritaria del Presidente-Fundador o del Presidente-Heredero. En ellos no existe el debate interno ni las corrientes de opinión internas que discrepen con la palabra del líder heredero. ¿La democracia no es alternancia en el poder? Acaso ¿la democracia no diferencia el continuismo de la continuidad? ¿En una democracia no existe el derecho de elegir y ser elegido? Nuevamente la vaguedad del artículo 9 se los permite.

La actual legislación para los partidos políticos promueve las alianzas electorales solo basadas en el temor de la valla electoral y con estas asegurar su continuidad y existencia. Todo el artículo 15, que trata sobre las Alianzas Partidarias, basa su precepto en el proceso electoral. No señala para nada la necesidad de elaborar lo que nosotros llamamos «Actas programáticas de Gobierno» que refieran un compromiso de acuerdos para un gobierno, tampoco existe en este sentido a la hora de armar una agenda común parlamentaria. Por ello, las alianzas parlamentarias no tienen siquiera un valor partidario sino peor aún solo se hacen por interés personal, así, luego del proceso electoral solo responden al interés de conformar los grupos parlamentarios para ocupar tal o cual puesto en una determinada comisión del congreso, el pueblo a esto lo identifica como “repartija”. Es decir, no se conforman las comisiones por una visión programática sino por la distribución de cuotas de poder. Aquí, habría que revisarse también el reglamento del congreso. Esto daña gravemente la credibilidad de los partidos políticos.

En el Título Quinto, la Ley de Partidos Políticos, establece el criterio de Democracia Interna, sin embargo, este título en casi un 90% solo se refiere para la participación de candidatos en procesos electorales, reduciendo la principal característica que debe tener una agrupación política como es la vida institucional democrática a solo el momento de coyuntura electoral pública y no a la vida democrática cotidiana que debe tener todo partido político.

Asimismo, la Ley de Partidos Políticos es muy exigente con los partidos en proceso de constitución y la obtención de su registro como persona jurídica; sin embargo, es demasiado condescendiente con los partidos que se encuentran registrados en la OROP, por ejemplo, exige a los nuevos una serie de requisitos entre ellos además de las firmas el contar con por lo menos 65 Comités Provinciales, siendo que, a los que se encuentran registrados no se les exige nada para su participación electoral. Casos y ejemplos son bien conocidos, tanto es verdad, que la presencia de los partidos políticos para las elecciones de los gobiernos locales y regionales es casi cero. Fijémonos que en el último proceso electoral regional donde de 25 regiones solo en 5 de ellas los partidos políticos obtuvieron una reñida victoria. La OROP o el propio JNE, debería poner más celo a ello y no solo fijarse en el número de firmas que los nuevos partidos deben conseguir, que por cierto para asegurar su validez deben pasar el millón, sino, que, además, la OROP y el JNE deberían verificar el mantenimiento de la vida democrática de las por lo menos 65 bases provinciales de los partidos inscritos con representación en el congreso. Así, de la exigencia de este requisito de bases provinciales bien constituidas existiría un real acercamiento permanente entre los partidos políticos y el pueblo. Por otro lado, debiera reglamentarse claramente sobre la participación de las mujeres y jóvenes en las listas internas para elección de las diferentes instancias partidarias, así se aseguraría la promoción de nuevos líderes y se evitaría la improvisación. Con lo propuesto, entre otras medidas, se haría de la política una auténtica profesión de servicio al interior de la agrupación política con trascendencia a ella.

Este ensayo pretende coadyuvar con humildad y sencillez a buscar «una luz en la oscuridad» en la que se encuentra la democracia al interior de los partidos políticos y en la vida de nuestra república. Tómese esta reflexión como preocupación constante de los democristianos por brindarle al pueblo la necesidad del fortalecimiento de nuestras instituciones de orden partidario en el sistema democrático con responsabilidad, pues, son los partidos políticos los que deben asumir funciones de sensores de las angustias, ansias y palpitaciones de nuestro pueblo.