«Las curules deben ser de posesión de los partidos y no propiedad de los congresistas».
Debe eliminarse ese 20% de invitados para las candidaturas al Legislativo. Éste hecho, convalidado por la ley de partidos políticos, no fortalece los liderazgos internos sino favorece el financiamiento de campañas electorales, pervirtiendo a las organizaciones políticas , convirtiéndolas en agencias electorales.
Es más, en el caso de la participación directa o en alianzas electorales, prácticamente la mayoría de las diferentes bancadas son conformadas por ciudadanos que no tienen un sentido de pertenencia al partido que los acogió como candidatos. No tienen una identificación con el ideario y la misión y visión partidaria.
De allí, que los congresistas juramentados se hacen propietarios de las curules y se sientan por encima del partido; no rinden cuenta a sus partidarios y realizan sus funciones de espalda a su organización. Esto configura una «estafa» a la militancia y/o afiliados, como a la misión y visión partidaria sobre el Perú.
El resultado es lo que hoy tenemos en el Legislativo, vale decir, que la segunda fuerza política la tengan los congresistas no agrupados y que por interés personal o grupal exógena al Congreso se promueva el transfuguismo o éste se atomice peligrosamente, dañándose la democracia.
Otro de los asuntos reveladores, es la irrenunciabilidad congresal. El caso de la parlamentaria Digna Tello es una clara señal que este aspecto debe ser reformado. Por el carácter irrenunciable, todos los peruanos debemos pagar un despacho que no funciona, un partido pierde representación, exposición y ponencia congresal; y, fin