Autor: Fernando Fauché Gonzalez
Fecha : 08/12/2018
En marzo de 2015, el Congreso de la República aprobó una ley que reformó los artículos 191°, 194° y 203 de la Constitución, para prohibir la reelección inmediata de gobernadores y alcaldes.
En ese momento, se dieron múltiples escándalos de corrupción a nivel de las diferentes autoridades regionales en diferentes partes del país, de igual modo los alcaldes eran capturados y encarcelados. No sorprendía amanecer con el noticiero anunciando la captura de una autoridad edil, mostrando el vídeo de la misma recibiendo dinero; por lo que esta ley fue muy bien recibida y hasta aplaudida por la población en general.
El Congreso se anotó un punto a favor, pero como siempre, hubo un precio que pagar, en el país, las únicas autoridades que se podrían reelegir indefinidamente con el voto popular eran, adivinen, los congresistas. No hay actualmente otra autoridad que pueda ser reelegida por medio del sufragio. Ahora se tiene que esperar un periodo para volver a ser candidato.
El referéndum propuesto por el presidente Vizcarra ha puesto en el tapete el tema de la reelección. El 9 de diciembre se votará si es que el pueblo desea que los congresistas se reelijan inmediatamente (y eternamente).
A lo largo de todos estos meses desde que se propuso el referéndum, he escuchado muchas opiniones de «porqué si se deben de reelegir los congresistas», muchas de esas opiniones, claro está, de parte de ellos mismos.
Hablan de que la «experiencia» que ellos tienen favorece al país y si llegan nuevos congresistas sin experiencia «tardarán en aprender el oficio». Estos argumentos son exactamente los mismos que en su momento, gobernadores y alcaldes expusieron ante el congreso para evitar se promulgue la norma y ¿que respondieron los congresistas?, «nadie es imprescindible!!», «la política es un servicio público, no un modo de vida!», «la no reelección ayudará a disminuir la corrupción!!». Respuestas por el estilo fueron dando el sustento requerido para aprobar una ley que puso un antes y un después en la vida política nacional, sobre todo a aquellos ciudadanos que ya habían hecho de la política un modo de vida.
Resulta por demás extraño que ahora los congresistas (salvo honrosas excepciones) cambie sus argumentos en su propio beneficio, intentando vender la idea de que su ausencia y la privación de su experiencia le pasará una gran factura al país.
¿Acaso no tenemos alcaldes y gobernadores capaces y con condiciones para ser reelegidos por la calidad de su gestión?, sé que sí. Hay muchas autoridades que por mérito propio deberían poder volver a ser candidatos para una reelección, pero ahora lo tienen prohibido por ley. ¿Acaso el pueblo no debería ser el que tome tan importante decisión?, ¿no trata de eso la democracia?.
Si bien estamos en una «democracia representativa», hay elecciones que el pueblo debe de hacer a través de su voto. Los congresistas, por mas que representen al pueblo, no deberían quitarle su capacidad y derecho de elección.
Mi posición es clara, «o se reeligen todos o no se reelige ninguno», sin excepciones. Hasta el presidente debe de tener la capacidad de reelegirse, finalmente, si una autoridad tiene una mala gestión, la ciudadanía le pasará la factura en las elecciones. Si la autoridad es corrupta, con la ayuda de la ciudadanía y las autoridades competentes, se le detendrá y pasará lo que le queda de mandato en la cárcel.