La mirada al desarrollo debe ser integral y no por reformas aisladas e incongruentes entre los sectores. Vale decir, se deben integrar las actividades en favor del bien común, para ello, es necesario romper con los dogmas ideológicos de la derecha y la izquierda. Hemos dicho que el primer para el despegue del desarrollo de un país, es la decisión política de promover la inversión privada en la exploración, extracción, producción y la transformación para dar valor agregado a los productos en los diversos sectores manteniendo un índice positivo de crecimiento que garantice mercado interno y su colocación en el exterior. El atrevimiento, la audacia con conocimiento y tecnología es el desafío por la transformación de los productos obtenidos para su posterior comercialización. Hablamos entonces de la necesidad de promover la industrialización en alianza estratégica con la empresa privada; así también, el estado debe promover los mercados interno para garantizar la demanda interna y la devolución de la inversión, como la externa para buscar desarrollo y más crecimiento.
Industrializar es crecer, es dotar de tecnología y tecnificación a la producción para dar oportunidad al crecimiento y la riqueza; hace entonces necesidad de un pacto con carácter patriótico y de futuro con la empresa privada. Pero, aquí, también debe ofrecerse un generoso Estado para la orientación hacia el mercado y el consumo interno garantizándose la colocación de los productos; pero, también, debe ser facilitador para que los productos peruanos conquisten al mercado regional, continental y mundial, en ese sentido, se debe destrabar y facilitar los caminos de la exportación, pasando por un control de calidad de los productos ciertamente a estándares internacionales. El Estado no puede colocarse de perfil en las negociaciones entre la gran empresa minera y las comunidades rurales o campesinas que tienen derecho a la protección del agua y tierras de cultivo y pastizal.
Pensamos, que en el campo se debe impulsar al pequeño agricultor, para ello, se requiere creer en una moderna forma asociativa del emprendedor agrario; además, para evitar los conflictos entre la agricultura y la minería como actividades económicas para el desarrollo, el estado debe promover y actuar como árbitro en una alianza sincera con la minería formal para establecer la construcción de caminos, escuelas, establecimientos de salud, el sembrado de agua sin contaminación (reservorios), ductos subterráneos del traslado de minerales y otros, que garanticen la mitigación de efectos contrarios de envenenamiento del agua, suelo y sembríos. El financiamiento directo para las campañas agropecuarias es importante como también la asistencia financiera y tecnológica. El aspecto cooperativo de los campesinos debe extenderse también a la intermediación para combatir la extorsión económica en la compra venta del producto del campesino. También deben fijarse los derechos a la asistencia de salud y a una pensión de jubilación, que progresivamente vaya reemplazando el programa de pensión 65. Otro punto es plantear una alianza entre los pequeños agricultores y la agroindustria, con el algodón, trigo, café, los espárragos, quinua, cacao, la papá, el camote y la yuca, además de frutos de nuestra Selva, entre otros. Además, se debe promover la industrialización a gran escala de la medicina natural con laboratorios que gocen de moderna tecnología, estableciéndose convenios que respeten el interés de la patria. Para ello, requerimos de dos cosas: Primero, entender que proteger a nuestros emprendedores del campo y su producción significa edificar la igualdad de oportunidades en el desarrollo social y económico, pues les permite una promoción digna como seres humanos. Entonces, se les debe impulsar hacia la asociación, la capacitación. Se les debe, entonces, potenciar, financiar y garantizar que este sector se mantenga productivo y en alza permanente. Segundo, el Estado no debe importar productos que afecten nuestra propia producción en cuanto a su colocación en el mercado interno.
Propiciar la Asociatividad en el campo y facilitar su producción, comercialización con la industrialización de productos agrarios y otorgar las certificaciones que corresponden para ensanchar la exportación, también es una tarea que los Demócratas Cristianos proponemos para un gobierno. Con ello, se extendería la frontera agrícola, con enorme crecimiento en cientos de miles de puestos de trabajo.