Artículo elaborado por LaRouche Perú del Instituto Schiller – Capítulo Peruano
Lyndon LaRouche comentó en una ocasión: Mis enemigos no pueden derrotarme, porque yo nunca dejo de pelear. Sería muy conveniente considerar lo que se plantea en el título de este artículo desde ese punto de vista voluntarista.
En las últimas 24 a 48 horas, el imperio británico intentó una escalada en su guerra mundial, tanto en el frente económico como en el militar. El 16 de marzo fue el día en que se venció un pago de intereses de $117 millones de dólares sobre bonos del gobierno ruso en manos de extranjeros, el primer pago de este tipo desde que Estados Unidos y la OTAN impusieron sanciones extremas a Rusia, incluyendo el robo (“congelamiento”) de unos $300.000 millones de dólares en activos rusos depositados en bancos estadounidenses.
Razonablemente, el gobierno ruso ordenó que el pago de los intereses se hiciera en rublos, lo que sugiere que la pelota está ahora en el tejado de Estados Unidos para liberar parte del dinero robado y permitir que esos rublos se conviertan en dólares y otras monedas fuertes. Al final del día, esos activos no se descongelaron, y ahora comienza un período de gracia de 30 días, tras el cual presumiblemente se declarará a Rusia en incumplimiento formal. Con ello se pretende garantizar, como anunció el sanguinario diario de Londres, The Guardian, que “es casi inevitable un colapso total” de Rusia.
Pero no todo el mundo en las instituciones británicas es tan impulsivamente optimista sobre el rumbo de las cosas. Algunos están preocupados porque su guerra contra Rusia pueda ocasionar el colapso de todo el sistema financiero transatlántico. Otros entre ellos ven más claramente los indicios, y entienden que ese colapso es inevitable, pero están desesperados ante la perspectiva de que su sistema se derrumbe antes de que Rusia y China puedan ser obligadas a someterse y rendirse. El periódico Financial Times advirtió a sus lectores: “No se hagan ilusiones. Los rusos no serán los únicos en sufrir las sanciones impuestas a Rusia. El mundo debería recordar a Lehman y prepararse para una conmoción financiera y económica global”.
La cadena noticiosa rusa RT también informó de que las sanciones de tierra arrasada ya estaban interrumpiendo las rutas ferroviarias esenciales de la Franja y la Ruta entre China y Europa –un objetivo central del imperio británico– pero que esto también tiene un efecto imparable en el propio Occidente, y podría desencadenar “un terremoto como nunca antes se ha visto”, tras el cual “el movimiento global de bienes y servicios nunca volverá a ser el mismo”.
En el frente político-militar, el Presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, habló por videoconferencia ante una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos, después de hacer lo mismo con la Cámara de los Comunes británica el 8 de marzo y con el Parlamento canadiense el 15 de marzo, e hizo todo lo posible para que Estados Unidos se lanzara de cabeza a una confrontación directa con Rusia. Zelenski dijo que le gustaría que se permitiera a Ucrania entrar en la OTAN (y así estar protegida por su cláusula del Artículo 5), pero en ausencia de ello, pidió la creación de “una alianza de países responsables que tenga la fuerza y la capacidad de detener inmediatamente los conflictos y proporcionar toda la ayuda necesaria en 24 horas”, es decir, una OTAN sin la OTAN. Zelenski también exigió a Estados Unidos el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania (“eso constituiría un acto de guerra contra Rusia”, advirtió el general de más alto rango de la Unión Europea, Claudio Graziano), pero a falta de eso, exigió un gran aumento de la ayuda militar avanzada de Occidente.
Poco después de que Zelenski terminara su discurso, el Presidente Joe Biden le correspondió, y anunció un nuevo paquete de ayuda de $800 millones de dólares para Ucrania.
A medida que los peligros se intensifican en todos los frentes, cada vez se alzan más voces en todo el mundo en un esfuerzo por detener el Reloj del Juicio Final antes de que este marque la medianoche. Muchos son bien intencionados y perspicaces, y ayudan a movilizar fuerzas políticas para esa tarea. Pero ninguno aborda la causa subyacente de la crisis, el colapso de todo el sistema transatlántico, y mucho menos ofrecen una solución programática de política económica. Sin embargo, es un hecho que la paz sólo puede lograrse reformando drásticamente el sistema económico mundial; y es igualmente un hecho que la obra que aporta Lyndon LaRouche sobre ese tema es la única solución disponible.
Por ello, todas esas voces y otras miles más, deben unirse y acompañar el llamado del Instituto Schiller, «Convocamos a una Conferencia Internacional para establecer una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo para todas las naciones» para celebrar una conferencia internacional sobre una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo, en torno a las Cuatro Leyes de LaRouche para la supervivencia económica duradera.
Te invito a leer, firmar y circular el llamado del Instituto Schiller: es-schillerinstitute. nationbuilder. com/llamado_del_ instituto_schiller
Foto: https://larouchepub.com/…/eirv49n11-20220318/index.html