“Mente sana en cuerpo sano”

por | abril 20, 2022

La política y el deporte nacional

Es un asunto pendiente que afrontar desde la política en apoyo al deporte y la salud. Mente sana en cuerpo sano, mencionó el poeta romano Décimo Junio juvenal. El IPD, conforme está, se quedó en los años 90s. Tal vez, hoy con los Panamericanos se logró infraestructura, pero sin el presupuesto adecuado, ni planes, ni estrategias, sin técnicos ni profesores no tendremos los atletas de alto rendimiento ni el nivel deportivo que el Perú ya merece tener. Tal vez, en algunas computadoras se guardan muy pocos registros en marcas deportivas lejanas por cierto a las actuales de nivel mundial y olímpico; y, creo que menos registros existirán de las “contabilidades” de cada federación, todas ellas dentro de algunas nuevas instalaciones; pero, solo eso, cascarones deportivos sin mantenimiento adecuado.

Hay que hacer una reingeniería para despegar el desarrollo competitivo del deporte nacional. Se debe comenzar por una auditoría de gestión, administrativa y contable. Los cortos presupuestos que recibe el deporte peruano por los resultados nos muestran una mala administración de esos pocos recursos. Por otro lado, los incentivos al deportista casi no existen. Ahí debieran jugar un papel preponderante las universidades como lo hacen en otros países.

En resumen, el IPD, ya caducó. Funciona como un ente de “buena voluntad amateur”. El deporte peruano merece respeto y darle la importancia que tiene en un proceso de desarrollo como patria. El IPD debe ser reformado e inducido a tener programas transversales, convenios con regiones, municipios, fomentar y promover sino organizar permanentes competencias inter disciplinarias escolares y universitarias competición progresiva. Se debe tener mayor imaginación y creatividad para crear eventos deportivos, así como para la adopción de convenios interinstitucionales.

Otro asunto es, las casi inexistentes facultades de educación física en las universidades que se cierran o no se abren. No se corresponde entonces la inversión realizada en los colegios “emblemáticos” con la falta de técnicos y profesionales en educación física. Entonces, que se puede esperar sino sólo la importación de profesores para ciertas disciplinas y nada más.

Hay que cambiar el IPD. El deporte peruano requiere de una profunda reforma estructural.

Otro problema no muy difícil de afrontar es que los planes estratégicos deportivos los hacen los que se llaman así mismo “intelectuales” y aborrecen el deporte; o es administrado por el familiar y compadre de alguien influyente como autoridad en la burocracia del estado.

Eso no sirve. Es como una hernia o una contracción muscular que no permite un buen desempeño deportivo. Entonces hay que extirpar o desinflamar la zona.

Ésta famélica y pusilánime estructura organizativa para el deporte, la vamos a cambiar. La mentalidad debe ser ganadora y competitiva no sólo en los deportistas, sino, también en los funcionarios del deporte, su mentalidad no sólo debe ser administrar burocracia. El deporte es decisión y acción, estrategia, preparación, competitividad. El deporte trasmite patriotismo y esmero. Alemania no sólo surgió luego de la II Güera Mundial sólo con una buena política económica; colocó al lado de una economía social de mercado (ESM) el Ministerio de la familia e impulsó un sistema deportivo intenso. Eso lo hicieron los Demócratas Cristianos de Alemania… Importemos lo bueno. No se debe ser mezquino con la juventud ni con el adulto mayor, ni con ningún ciudadano que también tienen el derecho de gozar de espacios para el deporte.

La cultura y el deporte son muestra de un país civilizado y competente, que requiere el acompañamiento profesional además de medicina deportiva de psicólogos deportivos. El Perú debe meterse el chip que si podemos ser potencia mundial, como otros países que con menos recursos naturales, con menos extensión de territorio y con menos posibilidades de diversificar su economía lo han logrado, pero, siempre invirtiendo en educación, cultura y deporte. No nos conformemos con las hazañas momentáneas. Fijemos objetivos claros en el deporte, escalonados ciertamente, que progresivamente nos conviertan en una potencia deportiva.

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